sábado, 28 de abril de 2012

La UCR no puede acompañar otro error


Por Facundo Suárez Lastra | Para LA NACION

enía 9 años cuando mi padre fue designado por Arturo Illia presidente de YPF, y desde entonces llevo a YPF en mi corazón.

Recorrí yacimientos, dormí en campamentos al lado de los pozos y navegué en barcos petroleros. Pero sobre todo pude ver cómo mi padre durante toda su vida se preocupó por que la Argentina tuviera una política de hidrocarburos que no sólo lograra el autoabastecimiento, sino que contribuyera al desarrollo industrial y a la producción local de los fertilizantes de nuestras tierras.

Dicho esto, me animo a afirmar que estamos frente a una ilusión generada por la demagogia irresponsable de los que ayer privatizaron la empresa más grande de la Argentina y hoy la quieren mal reestatizar.

La YPF que defendemos y que queremos reencontrar no existe más por obra y gracia del peronismo. Esta, que se llama como aquélla, es una empresa de capitales mayoritariamente españoles, acompañados por empresarios argentinos ajenos al negocio del petróleo y cercanos al poder de los Kirchner. Esta YPF no es la que tenemos los argentinos en nuestro imaginario como la Gran Empresa Nacional. Esta ha sido deliberadamente vaciada por sus dueños con la complicidad de los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner. Si esto no se entiende, se puede caer en el equívoco de pensar que no acompañar la iniciativa del Gobierno es alejarse de la tradición radical. Un buen análisis nos lleva a la posición contraria. Esto es: rechazar por irresponsable e insuficiente la iniciativa de la Presidenta.


Desde que YPF fue convertida en una sociedad anónima, las áreas de exploración y explotación de la antigua YPF Sociedad del Estado se convirtieron en permisos de exploración y explotación otorgados por el Estado nacional a cambio de obligaciones específicas.

Estas obligaciones han sido incumplidas por YPF (que ya no es más nuestra YPF), y de acuerdo con el marco legal vigente el camino correcto en defensa de los intereses nacionales es el de la caducidad de la concesión de esas áreas y de reversión al Estado Nacional sin cargo alguno.

Son causales del cese de la concesión: "Incumplimiento sustancial e injustificado de las obligaciones estipuladas en materia de productividad, conservación, inversiones, trabajos o ventajas especiales".

Según lo claramente expresado por los funcionarios nacionales, estos presupuestos están dados y los incumplimientos son graves. La ley vigente sigue estableciendo: "Al caducar la concesión, la misma revierte plenamente al Estado" (?) "Anulado, caducado o extinguido un permiso o concesión revertirán al Estado las áreas respectivas con todas las mejoras, instalaciones, pozos y demás elementos que el titular de dicho permiso o concesión haya afectado al ejercicio de su respectiva actividad...".

Un Estado con vocación nacional y una clara política energética tiene que tomar otro camino del tomado por la Presidenta. El radicalismo no puede acompañar otro error más del peronismo, sobre todo cuando estos errores no sólo han perjudicado los intereses nacionales, sino que han significado espectaculares transferencias de recursos a grupos económicos amigos del poder.

Un premio

Se debe entender que no es necesaria la expropiación, ya que la empresa no es la propietaria de las aéreas, es una simple concesionaria que ha incumplido sus obligaciones. La expropiación más que un castigo, en este caso, es un premio, ya que cualquiera sea el precio que se pague será indebido.

YPF ya no es más la primera empresa de América latina, como lo supo ser; sólo tiene alrededor del 30% de las áreas de explotación de nuestro país. La mayoría de las empresas concesionarias, al igual que YPF, han disminuido sensiblemente sus niveles de explotación y exploración y han visto caer sus reservas. La principal razón de esto ha sido la inconsistencia de la política energética de los gobiernos peronistas con Menem y los Kirchner a la cabeza.

La expropiación parcial de YPF es un remedo de respuesta a una crisis que el gobierno nacional no sabe cómo manejar.

El Gobierno no acepta sugerencias ni modificaciones, pretende la aprobación de esta ley a libro cerrado.

Propone como interventores a los responsables de la falta de control de los concesionarios y de políticas de precios ridículas con las que se desalentó la producción y se estimularon sospechosos e insostenibles negocios de importación de combustibles.

No reconoce los errores del pasado ni permite controles para el futuro.

El tinte demagógico y populista de la puesta en escena de toda esta operación perjudica seriamente la inserción de la Argentina en la economía internacional, factor principal del crecimiento de los últimos años.

Acompañar la iniciativa en general es darle a un gobierno que no reconoce límites en lo legal una fuerte señal de que todo es posible y dejar a una gran parte del país sin una alternativa creíble y confiable como debería ser el radicalismo. No sigamos encuestas, sigamos principios.

El autor fue intendente de la ciudad de Buenos Aires

3 comentarios:

  1. Interesante artículo con el que estoy de acuerdo.
    Soy español, y no me gusta lo que está ocurriendo con la crisis ni aquí ni en la argentina, pero menos me gustan los comentarios fuera de tono que algunos emiten en los foros (argentinos y españoles) que parecen que se alegran del mal de ajeno. Esos comentarios por suerte no son un reflejo real de nuestros sentimientos mutuos que son afectuosos y entrañables.
    Tengo bastantes amigos argentinos en España (y alguno en Argentina -a mi pesar, nunca pude visitar Argentina) y todos pensamos lo mismo que los recursos estratégicos deben ser del estado siempre que sea para bien del pueblo.
    Sin embargo, no estamos de acuerdo con las formas. Se negocia el precio, plazos, etc. de una forma civilizada con el menor perjuicio posible para ambos. Si se negocio la entrado o privatización también debería haberse negociado la salida.
    Dudas sobre la expropiación:
    1º- En beneficio del pueblo. Dudamos que eso ocurra, al contrario, casi seguro que será en beneficio de unos pocos "grupos económicos amigos del poder" . Y ojalá me equivoque, quiero lo mejor para la sociedad argentina .
    2º- Respecto a la falta de inversiones de Repsol-YPF, toda empresa privada tiene una política de distribución de dividendos, en base a multitud de factores. En este caso, aprobados con el beneplácito del gobierno argentino. Y en la dirección adecuada y necesaria para que los "amigos del poder" puedan pagar sus inversiones sin poner un peso. Con políticas a corto plazo. Posiblemente a nadie le interesaba invertir en futuro, unos tenían que pagar inversiones, y otros, no se fiaban de los vaivenes del gobierno.
    3º- Si la situación del sector en general, como he podido leer en la presa en diversas fuentes, tiene la misma tendencia que YPF (que solo representa el 30%) con una disminución de explotación, exploración y reducción de reservas, incluso a veces mayor que YPF. Porque se expropio solo a Repsol, en vez de cambiar la política energética del país obligando a todas las empresas con concesiones a aumentar recursos e inversiones, dando garantías de retorno, no olvidemos que las empresas invierten para general riqueza donde se implantan y ganar dinero. Pienso que realmente el objetivo de la expropiación no es para mejorar la situación, sino dar un golpe de efecto con impacto nacional que oculte otros problemas del pais.
    Ojala esté equivocado y sea la solución.

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    1. De acuerdo en un gran porcentaje con todo lo que Ud expone en su brillante articulo. A mi entender falla en algo tan sustancial como es "Según lo claramente expresado por los funcionarios nacionales, estos presupuestos están dados y los incumplimientos son graves". Amigo a estas alturas de la pelicula y viendo la lamentable actuacion de su Presidenta con su populismo ( sospechosamene parecido al comportamiento del algunos de sus homonimos, lease Venezuela ,Bolivia etc...), es muy facil que "esos datos" no sean creibles.
      Un abrazo

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  2. Facundo: excelente publicación y para nada ajena a la lógica misma. Estamos de acuerdo... acompañar este proceso de estatización es ser cómplices. YPF es un tema muy serio para dejarlo en manos de los caprichos del poder. YPF debe ser un tema estrictamente nacional....y sobre todo de la Justicia Penal!!!! TODOS SON CÓMPLICES DE ESTA ESTAFA!!!!!!!

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